Ella nació en la cautividad, una chiquilla de quien sus padres se habrían sentido orgullosos, pero lamentablemente, ambos habían fallecido. Hadasa, como la llamaba su primo Mardoqueo un hombre mayor de ascendencia judía también, fue criada por él y considerada como hija suya.
Mardoqueo llevaba unos cuántos años viviendo en Susa, la capital del imperio Persa, que en ese momento dominaba más de ciento veintisiete provincias y se levantaba como el más importante del momento, trabajaba en el palacio del Rey Asuero.
Feliz por sus grandes victorias conseguidas el Rey Asuero, decidió a los tres años de estar gobernando, hacer una celebración con bombos y platillos.
Príncipes Medos y Persas asistieron sin falta a festejar durante ciento ochenta días junto al Rey Asuero, en una exhibición completa de su riqueza y grandeza, con vino y banquetes.
La celebración incluyó desde el más humilde hasta el más poderoso del reino. Asuero estaba tan complacido que envió a sus sirvientes a preparar a su reina llamada Vasti, para ser presentada ante los importantes invitados.
Pero Vasti había hecho su propia celebración y no estuvo dispuesta a ser exhibida como trofeo ante los visitantes, por lo cual se negó a presentarse ante el rey.
Esa respuesta debió costarle la vida, pero Asuero, hizo algo inesperado. Preguntó a los príncipes sentados a su mesa, qué medida tomar con ella. “Que no vuelva a ver tu rostro rey” fue la sugerencia general; y búscate otra doncella que ocupe su lugar, para que sirva de ejemplo a todas las mujeres del reino, que no puede desautorizar tu mandato y pretender no pagar las consecuencias por ello.
Pasados unos días y cuando el rey Asuero recordó el veredicto dictado, se ofició la convocatoria para presentarle todas las doncellas del reino de modo que pudiera elegir una con la cual casarse.
Hadasa cumplia el requisito, era una mujer de belleza sin igual, además de ser una mujer llena de la gracia de Dios. Cada doncella fue preparada durante un año con diferentes tratamientos de belleza y perfumes antes de ser presentada en la recámara del rey.